La mejor protección antivirus no está compuesta por ceros y unos, sino por millones de unidades neuronales interconectadas. Efectivamente, es nuestro cerebro.
Cuando nuestro software antivirus, que nos protege en tiempo real, nos avisa de que le ha parado los pies a determinado malware antes de que se esparciera por el PC, hemos ganado la guerra, pero perdimos la primera batalla: evitar el peligro antes de que nos pueda afectar.Los antivirus son cualquier cosa menos infalibles, por lo que es muy recomendable no dejar recaer sobre ellos todo el peso de la seguridad. Vamos a ver las formas más comunes de coger un catarro informático, y cómo evitarlo en la medida de lo posible.